Síndrome del Edificio Enfermo: cuando el trabajo perjudica la salud

“Me sienta mal ir a trabajar”. Esta afirmación bastante común en nuestros tiempos puede no ser un simple lamento entre amigos que conversan tras una jornada laboral. Si uno siente fatiga, dolores de cabeza, mareos, ansiedad, escozor de ojos y todo ello se produce o multiplica cuando permanece en el lugar de trabajo, puede que no sea una casualidad y a la hora de desentrañar sus causas sea necesario mirar el lugar de trabajo, puesto que se puede estar sufriendo el Síndrome del Edificio Enfermo (SEE).

Aunque por su nombre pueda parecerlo, el Síndrome del Edificio Enfermo (SEE) refiere a las molestias y enfermedades que el mal estado de un edificio o acondicionamiento generan en las personas. No se trata de un tema aislado, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 30% de los edificios modernos sufren este grave problema.

Los principales motivos por los cuales un edificio puede resultar perjudicial para la salud de quienes trabajan en él son:

  • Una deficiente ventilación. Son bloques herméticos, clásicos edificios de oficinas, donde las ventanas, por lo general, no pueden abrirse, ello provoca que cuenten con un sistema de ventilación forzada, generalmente común a todo el edificio o áreas muy grandes, con recirculación del aire.
  • Suelen conformar edificios de construcción interior liviana.
  • Luz deficiente. Puede deberse a una insuficiente iluminación o que no exista ningún momento de iluminación natural.
  • Excesiva contaminación electromagnética. Es algo que no se aprecia a simple vista, pero responsable de la emanación de todos los cables, computadoras y elementos eléctricos en general, causante de graves problemas de salud
  • Ambiente térmico homogéneo. Para practicar el ahorro energético se mantienen relativamente calientes, y casi siempre, a la misma temperatura.
  • Superficies interiores en material textil. Ello incluye tanto paredes como alfombras, revestimientos de pisos o muebles. Muchos de estos elementos contienen sustancias las cuales pueden generar tóxicos capaces de repercutir negativamente en la salud del personal.

Tratamiento del SEE

El SEE conforma una enfermedad difícil de diagnosticar, y casi siempre, se hace por eliminación, vale decir, al descartar otros factores. Lo mejor es actuar preventivamente, esto es, actuando antes de lamentar los efectos. Conociendo las causas es mucho más fácil. Diseñar una oficina más sostenible y evitar la aparición de problemas está al alcance de cualquier profesional arquitecto.

La mejor medicina es una buena ventilación. Vale la pena buscar una manera factible para asegurar una mayor entrada y salida de aire fresco para renovarlo. También, puede ayudar la decoración y el mobiliario de la oficina. Las plantas y los muebles vivos ayudan a una mayor renovación del aire. En los últimos tiempos han aparecido soluciones como los aparatos ionizadores, capaces de purificar el aire o las lámparas de cristal de sal, estas últimas además de limpiar el aire, sirven de elemento decorativo y crean un ambiente agradable y relajado.

Más caro puede ser una correcta limpieza a fondo de los conductos de ventilación, nido perfecto para las bacterias. Pero no solo basta con limpiarlos una vez, es necesario mantenerlos limpios permanentemente, aplicando medidas higiénicas como revisiones y limpiezas periódicas.

Se descartará el mobiliario hecho de materiales que acumulan electricidad estática. Se crearán espacios de trabajo más saludables, donde predomine la luz natural o la reducción del ruido, por ejemplo. Se protegerán los elementos eléctricos, cubriendo los cables, alejándolos de las personas lo máximo que permita el espacio, al igual que los elementos capaces de generar ondas como los teléfonos inalámbricos o el módem wifi.

Mantener una humedad adecuada y una temperatura agradable, recomendable entre los 22 y 24 ºC y procurando que todos los equipos de limpieza permanezcan en buenas condiciones y se almacenen correctamente, para anular posibles derrames o la emanación de gases nada convenientes. Prestaremos especial atención a la salud en el trabajo.

El Síndrome de Edificio Enfermo empezó siendo una enfermedad catalogada como rara, pero se ha convertido en común en nuestros días. Las soluciones no son complicadas y pueden evitar complicaciones graves. Se pasa mucho tiempo en la oficina, por ello, es necesario procurar diseñar y materializar ambientes agradables los cuales minimicen los posibles focos de problemas.

SEE: Factores y consecuencias en el trabajador

Es frecuente, en el ámbito de la prevención de los riesgos laborales, considerar el Edificio Enfermo y el conjunto de sintomatologías ligadas a él, como una de las prioridades en cuanto a la salud laboral, por la demostrada incidencia negativa que este tipo de edificios presentan en la salud de los trabajadores. Al hablar de enfermedades ligadas a un edificio habitualmente nos referimos a síntomas clínicamente definidos y diagnosticables, provocados por agentes contaminantes transportados por el aire o dada una prolongada exposición a los campos electromagnéticos y una elevada electricidad estática provocada por una baja humedad relativa.

El Síndrome del Edificio Enfermo afecta a miles de personas y se suman una serie de factores capaces de incidir directamente en este tipo de síntomas:

  • Locales mal ventilados y con una deficiente calidad del aire interior.
  • Zonas cableadas sin suficiente aislamiento ni toma a tierra.
  • Materiales de construcción contaminantes y mobiliarios y estructuras sintéticas.
  • Deficientes niveles de humedad relativa por excesos de carga en el sistema de calefacción o aire acondicionado.

Las consecuencias derivadas de dichos síntomas pueden manifestarse de forma más o menos leve mediante:

  • Sensación de cansancio o letargo.
  • Sequedad cutánea.
  • Dolores de cabeza.
  • Sequedad en los ojos.
  • Ojos llorosos y nariz taponada.
  • Náuseas y mareos.
  • Presión en el pecho.

Síntomas que por falta de atención pueden originar otro tipo de enfermedades por hipersensibilidad, infecciosas o de origen químico y/o físico. Las mismas afectan seriamente la productividad laboral pudiendo derivar en bajas del presentismo o en un ambiente laboral sumamente negativo. Es frecuente además que los citados síntomas se produzcan en el lugar de trabajo y mejoren al abandonar el edificio, pudiendo incluso desaparecer en los periodos vacacionales.

La contaminación interior o la mala calidad del aire interior se han identificado como uno de los elementos clave, no sólo en relación con el SEE sino de forma general, como uno de los factores de incidencia más negativos en el ámbito de la salud laboral.

En el caso del Edificio Enfermo, es habitual encontrar ejemplos de esa patología en edificaciones de la arquitectura moderna, caracterizadas por estructuras herméticas, aisladas del exterior, donde los sistemas de ventilación resultan ser claves.

Fuente: www.lambdatres.com

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Alejandra



Auspician Entreplanos




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