Los recursos técnicos ostentan dos fuentes de origen. En ocasiones, el recurso ha sido originado para satisfacer una demanda específica de la arquitectura. Otras veces, aprovecha un recurso técnico desarrollado en otro campo de acción. En cualquier escenario, su conocimiento posibilita su empleo y la consecuente resolución del problema. De hecho, frecuentemente, la disponibilidad del recurso técnico sugiere la solución. El conocimiento técnico que debe adquirir el arquitecto reviste lógicamente formas y alcances especiales, adaptadas a sus necesidades.
Por el Arq. Gustavo Di Costa, editor de la Revista ENTREPLANOS.
El creciente número de materiales, dispositivos, técnicas especializadas, instalaciones complementarias, etc, intervinientes en las construcciones es tan importante que su dominio completo excede la capacidad humana.
La arquitectura ha superado en el siglo XXI el estado en que relativamente pocos elementos integraban una obra y era factible un estudio a fondo, por parte del propio arquitecto, de todos ellos. Por lo tanto, y frente al número creciente de factores a considerar, resulta imprescindible fijar y establecer los límites, dentro de los cuales debe intensificarse la enseñanza y el aprendizaje de los futuros arquitectos.
Hoy no importa tanto al arquitecto el estudio geológico, mineralógico o químico de las piedras como el de sus propiedades físicas y tecnológicas que guarden algún grado de relación con su empleo en las construcciones, sin perder de vista que ciertos aspectos vinculados con la geología, la mineralogía y la química pueden significar una cierta importancia desde el punto de vista de la técnica aplicada.
En el campo de los materiales cerámicos, por ejemplo, interesa precisamente al arquitecto reconocer los productos vigentes en el mercado, tal como el ladrillo terminado más que el tipo de horno en el cual fue cocido, en tanto el cambio del sistema de cocción no altere las características y especificaciones técnicas del material aplicado en las construcciones.
Se debería procurar orientar la formación de los profesionales de la industria de la construcción hacia el estudio de los productos y tecnologías de los materiales, elementos y disposiciones constructivas, sin profundizar en aquellos aspectos como el de la formación, extracción o elaboración primaria de los materiales o el de la relación de los elementos y disposiciones constructivas, en cuanto no sea necesario su conocimiento para orientar o decidir su adopción en un determinado proyecto.