Extinción del fuego mediante agua

Las grandes ventajas representadas por el agua como agente extintor, originadas básicamente en sus propiedades físicas, son motivo de análisis. Desde el punto de vista físico, resulta importante destacar ciertas propiedades del agua como un óptimo agente extintor: A temperatura ambiente es un líquido estable, el calor de fusión del hielo es de 80 cal/gr, se requiere 1 caloría para elevar en 1 ºC la temperatura de 1 gramo de agua (14,5 a 15,5 ºC Caloría media), el calor de vaporización del agua a presión atmosférica normal es de 540 cal/gr, entre otras valiosas propiedades. La extinción de un fuego sólo se consigue si se aplica un agente efectivo en el punto donde se produce la combustión. Durante siglos, el método empleado ha sido dirigir un chorro compacto de agua desde una distancia segura hacia la base del fuego; sin embargo, un método más eficaz consiste en aplicar agua en forma pulverizada, incrementando el efecto refrigerante del agua y su conversión en vapor.

Demanda 100 kilocalorías elevar 1 Kg de agua de 0 ºC a 100 ºC (punto de ebullición) y desde allí, para llevarla al estado de vapor total, se requieren 540 Kilocalorías más. En consecuencia, si consideramos que el agua se encuentra a temperatura ambiente (20 ºC) absorberá en total 620 Kilocalorías para transformarse en vapor (vapor el cual puede sobrecalentarse).

Es esa extraordinaria capacidad de absorción del calor, lo que permite su potente acción de enfriamiento, reduciendo considerablemente la temperatura de muchas sustancias en combustión y la velocidad de transferencia del calor de la combustión a las capas de combustible. Otro factor de importancia es que al pasar un cierto volumen de agua del estado líquido a vapor, dicho volumen se incremente 1.800 veces, y esa gran masa de vapor formada desplaza la fracción de aire equivalente sobre la superficie del fuego, acotando de esta forma la cantidad de oxígeno disponible para el combustible.

Apreciando las distintas formas de actuación del agua se concluye que el líquido actúa físicamente sobre el calor, el oxígeno y el combustible. Por último, vale recordar que el calor escapa continuamente por radiación, conducción y convección, sólo es necesario absorber una pequeña parte de la cantidad total de calor generada por el fuego para extinguirlo mediante “enfriamiento”. El agua como agente extintor no ha perdido validez y puede ser considerada como el elemento básico de toda técnica de extinción combinada.

En la mayoría de los casos, el fuego se apaga cuando la superficie del material en combustión se enfría por debajo de la temperatura mediante la cual produce suficiente vapor para mantener la combustión. El enfriamiento superficial no es normalmente efectivo sobre productos gaseosos y líquidos inflamables -con puntos de inflamación por debajo de la temperatura del agua aplicada-. Generalmente, no es recomendable emplear agua para líquidos con puntos de inflamación por debajo de los 37,8 ºC. La cantidad de agua necesaria para extinguir un fuego depende del calor desprendido por el mismo. La velocidad de extinción depende de la rapidez en la aplicación del agua, del caudal y del tipo de agua dispuesta. Lo más efectivo es descargar agua de manera que absorba el máximo calor.

El líquido logra ese efecto cuando se transforma en vapor y ello se consigue con mayor facilidad sí se aplica pulverizada en vez de un chorro compacto. Entonces, la disposición de agua pulverizada se basa en los siguientes principios: La velocidad de transmisión del calor es proporcional a la superficie expuesta de un líquido, la velocidad de transmisión de calor depende de la diferencia de temperatura entre el agua y el material en combustión o el aire que lo rodea, la velocidad de transmisión de calor depende del contenido en vapor del aire, especialmente, en cuanto a la propagación del fuego y, finalmente, la capacidad de absorción de calor del agua depende de la distancia recorrida y de su velocidad en la zona de combustión. En el citado factor debe tenerse en cuenta la necesidad de descargar un volumen adecuado de agua sobre el fuego.

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Alejandra



Auspician Entreplanos




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