Por: Mariángela Velásquez
2020 ha sido el año de lo inusitado. El nuevo coronavirus sacudió los cimientos que parecían inamovibles y no dejó incólume al mundo de la energía. El impacto turbulento de la pandemia destronó al petróleo como la fuerza que mueve al mundo y despejó el camino para la consolidación de las renovables.
Las décadas de desarrollo tecnológico de las “energías alternativas” han comenzado a dar sus frutos y las grandes economías ya vislumbran un mundo impulsado por la energía solar, eólica e hidroeléctrica.
Las Perspectivas Energéticas Mundiales 2020, publicadas en octubre por la Agencia Internacional de Energía (AIE), subrayaron que los más avanzados sistemas de energía solar son capaces de ofrecer la electricidad más barata de la historia, mucho más que la contaminante generación a base de carbón y gas.
Y aunque los analistas temen que las próximas dos décadas estarán marcadas por una gran incertidumbre también pronostican que para el 2040 la energía renovable se habrá fortalecido a un nivel que nadie imagino hace dos años.
Los pronósticos de expansión de la energía solar en 43% para el 2040 se basan en el abaratamiento de los costos de producción, que podría ser hasta un 50% menor a lo calculado en el pasado.
La meta de acabar con las emisiones
Eso no significa que el mundo dejará de usar petróleo de la noche a la mañana, especialmente si no se aprueban legislaciones internacionales para frenar su consumo, dijo la AIE.
La demanda de gas podría aumentar en los próximos 20 años. Para impedirlo y frenar las emisiones de CO2 se necesitarían esfuerzos “sin precedentes” por parte de cada una de las grandes economías, no sólo el desarrollo alternativo del sector energético.
Es alentador que por primera vez la agencia supervisora de las políticas energéticas mundiales publicó un modelo de detallado sobre mitigación de emisiones para alcanzar un descenso de la temperatura mundial en 1,5ºC para el 2050.
Para lograrlo, el cambio de comportamiento individual es esencial. El informe dice que medidas como trabajar desde casa tres veces a la semana podrían ser claves para alcanzar la meta de cero emisiones en 30 años.
Sin la irrupción de la COVID-19, que ha obligado confinamientos y forzado a las empresas a permitir el teletrabajo, la factibilidad del trabajo remoto masivo sería impensable.
Para la AIE al petróleo le quedan algunos años de crecimiento pero se estancará en el 2030. A partir de ese momento comenzará su descenso, dejando el terreno libre para la expansión definitiva de la energía solar.
La demanda de petróleo en los mercados emergentes subirá en 9 millones de barriles diarios hasta el 2030. Mientras que la producción combinada de energía solar fotovoltaica y eólica (viento) aumentará a un 30% en 2030 desde un 8% en 2019.
La demanda de crudo ya llegó a su pico en Estados Unidos y la Unión Europea, pero falta mucho tiempo para que eso suceda en China e India.
Entre tanto, la tierra registró máximas de calor en septiembre y las autoridades estadounidenses creen que el 2020 será el año más caliente de la historia.
El mayor obstáculo para reducir la demanda de hidrocarburos estará en las naciones en desarrollo. Algunas porque su economía depende de la generación y venta de petróleo y gas y otras porque no tienen los medios de enfrentar una transformación industrial para cambiar de energía fósil a renovable.
La fuerza limpia del viento y el sol
El informe dijo que el avance de la energía solar será el responsable del 80% del crecimiento de la generación eléctrica global en los próximos 10 años. La capacidad de generación de electricidad proveniente de los rayos del sol aumenta a una medida de 12% anual.
La directora ejecutiva de la AIE, Faith Birol, dijo: “Veo a la energía solar convertirse en el nuevo rey de los mercados mundiales de electricidad”. Se prevé que con las regulaciones actuales, la generación solar alcanzará records anuales a partir del 2022 no sólo por su uso en la gran industria sino por su adopción en viviendas y oficinas.
El informe ha causado sorpresa porque la AIE tiene antecedentes de minimizar el papel de las energías renovables, según la publicación Daily Planet.
Las energías renovables superarán al carbón como el principal medio para producir electricidad a nivel mundial en 2025.
La reducción mundial de emisiones de carbono impulsada por la pandemia es transitoria y sólo el cambio de las políticas energéticas de los países en desarrollo podrían mantener esa tendencia a la baja.
Sobre la energía eólica, con sus enormes estructuras con palas blancas inspiradas en los molinos de viento, la agencia dice que crecerá un 80% hasta 2025. Y los generadores eólicos marinos, que aprovechan las corrientes de altamar, se duplicarán.
Otro factor que podría la expansión de las energías renovables fue el triunfo de Joe Biden en la Casa Blanca, ya que ha sido durante años uno de los defensores de las energías renovables en Washington, no sólo por su menor impacto ambiental sino también por su conveniencia geopolítica.
A mediados del siglo XXI, la volatilidad de los mercados petroleros generada por los conflictos bélicos y sociales en los países productores no será un problema para las grandes potencias que contarán con el sol, el viento y el agua para garantizar su electricidad.