El papel de la arquitectura en la lucha contra el COVID-19

Arquitectura sanitaria, diseño de espacios para el control de infecciones.

El diseño de nuestros espacios tiene el poder de exponernos o mantenernos a salvo. Desde el diseño de pisos, la elección de materiales, hasta la circulación del aire, cada decisión que tomamos es importante. Nadie esta exento del mal diseño.

En medio de la búsqueda de equipo sanitario de protección personal y la implementación de un cambio de comportamiento humano a gran escala, las comunidades de todo el mundo se están uniendo para luchar contra la pandemia de COVID-19. A nivel personal, ¿cómo pueden hacerse más seguros los espacios que ocupamos? Y a nivel profesional, ¿cuál es el papel de la arquitectura en la lucha contra una pandemia?

A continuación, se presentan algunas reglas generales para adaptar nuestros espacios domésticos, comerciales, residenciales y públicos a espacios que nos mantendrán seguros.

Diseño efectivo para distanciamiento social, no aislamiento social.

Los espacios comunes como los pasillos, las salas de espera, los vestíbulos y los ascensores son los más peligrosos porque allí es donde ocurre el hacinamiento. En lo posible conectar estas áreas al aire libre. En el interior, las personas (y las camas) deben estar separadas por 2 m para minimizar la transmisión de gotas de saliva. Reducir la congestión de las salas de espera y otros espacios comunes donde se mezclan personas infectadas y saludables.

Así como los pacientes deben ser evaluados para priorizar a aquellos que más necesitan atención; los espacios se deben clasificar para proteger a las personas sanas de enfermarse, incluidos los trabajadores de la salud y las personas con casos no confirmados. Secuenciar los flujos de personas para limitar superposiciones innecesarias. Asegurar de separar las entradas limpias y sucias, asegurar las áreas apropiadas para ponerse y quitarse el equipo sanitario de protección personal, y considerar cómo las personas y los materiales se moverán por el espacio.

Repensar la selección de materiales y el tratamiento de superficies.

Las superficies contaminadas con gotitas infectadas pueden transmitir enfermedades. Los hospitales y las cocinas utilizan superficies no porosas (por ejemplo, acero inoxidable, plástico, materiales compuestos) para el control de infecciones y la facilidad de limpieza; Estos están demostrando ser materiales donde se ha demostrado que COVID-19 vive más tiempo.

Sin embargo, sorprendentemente, los materiales porosos como madera, cartón, fibras, algodón y cuero parecen ser un material menos estable para el virus COVID-19, que dura solo 24 horas en estas superficies. Necesitamos repensar las pautas determinadas por enfermedades previas, ante las nuevas realidades.

Hacer que los espacios respiren mejor.

COVID-19 se transmite principalmente por gotitas, producidas al toser, estornudar o incluso hablar, que pueden viajar hasta 2 m. Hay evidencia temprana de que las partículas más pequeñas pueden flotar incluso distancias más largas. En la última situación, llamada transmisión aérea, la ventilación adecuada y las estrategias simples de flujo de aire pueden ayudar.

Para diluir y eliminar el aire interior contaminado, abrir las ventanas para ventilación cruzada (si corresponde, y si el espacio lo permite), o usar extractores o sistemas mecánicos para extraer el aire del exterior. Una opción efectiva, son las unidades de desinfección de aire ultravioleta germicida.

Los refugios temporales nunca son temporales.

Los refugios que se entienden como ” temporales” generalmente se usan por mucho más tiempo de lo previsto, algunos más de 10 años. Ya sea erigiendo una carpa sanitaria o modernizando un lobby, las decisiones que tomemos ahora tendrán efectos a largo plazo en las instituciones y las comunidades. Invertir los recursos en algo que dure un año, no un mes.

Diseñar para las personas, no solo contra los patógenos.

Los espacios bien intencionados, pero mal diseñados, fallarán con la forma en que las personas los usarán realmente. Los diseños deben respetar las preferencias culturales, de los usuarios y anticipar los comportamientos humanos naturales. Todos necesitamos unirnos, sabiendo que todos estamos juntos en esto. Así como los espacios sanitarios institucionales pueden provocar miedo, los espacios dignos y centrados en el ser humano pueden infundir confianza y esperanza.

El diseño puede ayudar a reconstruir la confianza en el ámbito público. Brindando dignidad, tanto para personas infectadas como para los trabajadores de la salud y mejorar el ánimo en tiempos tan difíciles.

 

Por: Msc. Arq. José Ignacio Nieva Toppa

Red Arquitectos

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