Fuente: Manual de Ejercicio Profesional del Arquitecto (MEPA)
Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo (CPAU)
El análisis del costo de una obra no debe hacerse en forma aislada, sino que debe referirse a la calidad a obtener a determinado costo. La verdadera economía se logra, por lo tanto, cuando se trabaja en conjunto con los dos miembros de la relación costo/calidad.
Cuando se habla de dicha relación, generalmente, se hace referencia a las cualidades que, en mayor o menor grado, pueden ser medidas u observadas. Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que existen calidades que dependen de juicios totalmente subjetivos basados en cualidades no mensurables por vía experimental, y que por lo tanto, no pueden responder a pautas prefijadas.
La calidad del espacio arquitectónico o la ponderación de un edificio como integrante del espacio urbano no son mensurables porque pertenecen al rango de los valores y aunque pueden incidir en el precio de un edificio, nada tienen que ver con su costo de construcción.
Nunca se debe sacrificar calidad bajando el nivel de las especificaciones como un medio para reducir los costos. En cambio, se deben estudiar variantes de proyecto o sistemas constructivos y tener en cuenta que la heterogeneidad de productos, elementos, equipos y sistemas que ofrece el mercado tiene tal vastedad que la gama de sus costos es también muy amplia. También debe tenerse en cuenta que cada decisión tomada durante las etapas de proyecto y construcción determina una calidad definida e implica una doble relación con respecto a los costos: Por un lado el costo inicial, y por otro, la incidencia en los posteriores costos del uso y mantenimiento.
Los tiempos como referentes de los costos
La ecuación o relación costo / calidad que se comenta en el título anterior es un enfoque simplista que, para facilitar la introducción al tema, omite una parte del problema, que en realidad incluye un tercer ingrediente: Los tiempos que insume la totalidad del proceso, desde el anteproyecto hasta la terminación de la obra. En la actualidad, no abundan las obras realizadas en plazos razonables: Buena parte de ellas deben concebirse, proyectarse, documentarse, licitarse, contratarse y construirse bajo la presión de cronogramas exigentes. Comitentes y arquitectos deben ser conscientes de que, así como los plazos muy ajustados traen aparejadas ciertas ventajas, como una más rápida disposición del edificio o la posible reducción de algunos costos y el aumento de otros, es difícil que en las obras así ejecutadas se alcance la misma calidad que la obtenible en procesos con plazos razonables.
Son factores que gravitan fuertemente en los plazos de ejecución, entre otros: El emplazamiento de la obra, el partido adoptado, el tipo de cerramientos y superficies envolventes, las terminaciones, las modalidades de adjudicación y contratación y el flujo disponible de inversiones. Proyectos y obras con plazos muy exigentes recurren usualmente al sistema fast-track, a la programación y compra anticipada de suministros, a la contratación de múltiples contratistas y/o a la conveniencia de sumar servicios profesionales de gerencia de construcciones.
El concepto de costo global
En general el concepto de costo se asimila al de costo de construcción, minimizando otra serie de inversiones y gastos que tienen una marcada incidencia para el propietario del edificio. Debería generalizarse, en cambio, el concepto de costo global o total, que tiene en cuenta no solo los costos iniciales que conducen a la materialización de la obra, sino también las erogaciones a afrontar a lo largo de la vida útil del edificio. Los costos iniciales son los que posibilitan y conducen a la materialización de la obra. Dentro de ellos los más importantes suelen ser:
- Costo del terreno, comisiones inmobiliarias, impuestos, gastos y honorarios de escrituración.
- Derechos de construcción, de conexión, tasas.
- Honorarios y gastos por estudios de factibilidad, mensuras, estudio de suelos, presentaciones y tramitaciones municipales, proyecto y dirección de obra.
- Costo de la construcción.
- Costos financieros.
Las erogaciones por el uso del edificio son aquellas que se producen luego de la terminación de la obra y se prolongan durante su vida útil. Las principales son:
- Suministro de energía eléctrica, gas, servicios sanitarios, comunicaciones, seguridad.
- Impuestos y tasas.
- Gastos operativos y / o de administración.
- Costos y gastos de mantenimiento.
Algunos de los costos de mantenimientos habituales y necesarios pueden verse incrementados indebidamente por fallas de la administración del edificio o por errores o fallas en la adopción de las decisiones básicas, funcionales, de proyecto o de producción. El costo de operación del edificio y la preservación del medio ambiente deben motivar al arquitecto para proyectar los edificios, sus partes e instalaciones, teniendo en cuenta el uso racional de energía. En tal sentido debería tener en cuenta:
- La adopción de premisas tendientes a la disminución de consumos energéticos, como por ejemplo: Proyectar cerramientos con protecciones solares y adecuadas resistencias térmicas, privilegiar la iluminación y ventilación naturales con respecto a las artificiales, seleccionar sistemas, artefactos y lámparas de alto rendimiento.
- El análisis y comparación de alternativas energéticas, solar, eólica, para cada tipo de instalación teniendo en cuenta su eficiencia y costos de instalación y operación.