La arquitectura sustentable, que promueve la eficiencia energética y el uso de recursos alternativos, en Uruguay se abre camino.
En los últimos seis años, en la arquitectura local del país oriental empezó a manejarse una sigla que hasta ese momento no era parte de la jerga habitual: LEED. Su significado corresponde a Leadership in Energy & Environmental Design, un programa de certificación que otorga el Consejo de Edificios Verdes de Estados Unidos (USGBC, por su sigla en inglés), en varias categorías (Certified, Silver, Gold y Platinum), según su grado de compromiso con estándares de sustentabilidad.
Para el arquitecto Ernesto Kimelman, del estudio Kimelman Moraes, un edificio LEED tiene un costo que puede ir del 3,5 al 5% más que uno tradicional. “A veces se da que el mayor costo lo tiene que erogar quien lo desarrolla, pero los beneficios del edificio más eficiente en términos de iluminación y acondicionamiento térmico los disfruta el inquilino”, explicó a galería. Según Kimelman, el ahorro energético que puede lograrse con construcciones de esas características puede ser entre 7 y 8% menos en lo que respecta a costos operativos.
Para quien hace el proyecto, sin embargo, puede darse un beneficio, que tiene que ver con el valor de la construcción. Kimelman dijo que, si bien no está probado, se estima que el valor inmobiliario de un edificio con certificación LEED puede ser de hasta un 7,5% más que uno que no cuenta con esa certificación.
Otro de los pioneros en la construcción sustentable local es el arquitecto Carlos Ponce de León, responsable de varios emprendimientos en Uruguay y en el exterior. Comenzó a trabajar con arquitectura sustentable cuando en 2004 ganó, junto a Carlos Ott, un concurso para diseñar la sede de Tata Consulting Services en la India. Ubicado en la ciudad de Chennai, se trata de un complejo de 19 edificios donde trabajan 32 mil desarrolladores de software.
Mientras estaban en obras, los responsables de Tata decidieron certificar la primera etapa de las construcciones del campus. Finalmente, consiguieron la certificación LEED Platinum, la máxima que se puede obtener.
Si construir un proyecto de esas dimensiones para los arquitectos ya era un desafío, incorporar un sello sustentable generaba aún más demandas. Como la temperatura en la zona puede rondar los 50 grados, diseñaron edificios con techos grandes que pudieran proyectar sombras grandes, y de esa manera lograron reducir la temperatura del lugar en 10 grados. También generaron corredores entre las torres que permiten la circulación de aire sin necesidad de utilizar equipos acondicionados, e instalaron dos grandes lagos donde se junta agua en épocas de lluvias intensas para utilizarla en momentos de sequía. Tuvieron muy en cuenta la orientación: los edificios están perpendiculares a la costa para aprovechar la brisa del océano que se levanta a media tarde.
Años después, y luego de la experiencia en India, Ponce de León diseñó el edificio Celebra de Zonamerica, que tiene certificación LEED Gold, la más alta que existe hasta hoy en una construcción uruguaya. El edificio de siete plantas y subsuelo fue inaugurado en 2015. Tiene un sistema inteligente de consumo de agua; paneles solares que permiten ahorrar un 18% su consumo energético, y el 90% de la edificación cuenta con luz natural.
Ponce de León también está trabajando en Lux, un edificio de oficinas en Punta de Carretas, en proceso de certificación, que tendrá entre sus particularidades un jardín vertical de 10 pisos. También buscará la certificación LEED para un proyecto del que participa junto a su colega Juan Diego Vecino en Santa Fe (Argentina) para construir un campus de innovación tecnológica.
Además, Ponce de León tiene previsto un edificio de apartamentos en Carrasco, donde además de tramitar la certificación LEED, intentará que sea la primera obra en Uruguay en contar con el sello BREEAM, el que otorga un organismo británico que garantiza la sustentabilidad arquitectónica.
Fuente: Semanario Búsqueda.