Alejandradiciembre 23, 2020
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La “casa de María” es una vivienda localizada en el club de golf “Las Paredes” de San Rafael, Mendoza, Argentina, con vistas privilegiadas, lo cual motivó pensar cada espacio en relación a las mismas, generando una conexión franca con el entorno. La obra adopta entonces una relación interior-exterior, a partir de un lenguaje de fuerte geometría morfológica.

De esta manera, los diseñadores concibieron un cubo el cual presenta caladuras en su fachada. Las mismas permiten orientar las visuales hacia el campo de golf ya consignado. Los propietarios, una familia de tres miembros, solicitaron en el programa de necesidades una vivienda sumamente funcional, cuya mayor virtud radique en adaptarse fácil y dinámicamente a sus necesidades de vida y trabajo.

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Así, se generó la vivienda en planta baja, donde se organiza un importante living-comedor, dormitorios y dependencias. La planta alta es dominada por el Estudio a partir de un ingreso diferenciado desde el exterior, y también, mediante un ingreso interior.

En el perímetro de la propuesta, el cubo es interceptado por el plegado material que conforma la escalera, una de las protagonistas excluyentes del lenguaje formal desde el exterior. De construcción tradicional, estructura de hormigón armado, mampostería de ladrillos, cubierta metálicas y carpinterías de aluminio, esta obra se destaca en un entorno verde de gran extensión.

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Alejandranoviembre 5, 2020
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En el quehacer arquitectónico se verifican originales horizontes para la mano de obra. Hoy, hasta la denominación “plomero” suena desacertada. La aparición de nuevas tecnologías reorienta el accionar del instalador. Por ello, ahora hablamos del “Instalador especializado”, designación que se acompaña con la especificación de su quehacer (sanitarista, gasista, etc.). Dicha relectura respecto de la denominación de la mano de obra no resulta ser casual. Es sabido que una buena porción del mercado elige actualmente aplicar sistemas plásticos en sus canalizaciones, y sin embargo, a nadie se le ocurriría designar con el absurdo nombre de “plastiquero” al instalador.

El hecho de obviar, en la denominación de la mano de obra, el tipo de material aplicado sugiere una visión más adecuada acerca del accionar profesional. Después de todo ¿cómo resolvían nuestros antepasados sus problemas o satisfacían las necesidades que se les presentaban? Quienes desarrollaron la tecnología fabricaron, desde el rol que por entonces la sociedad les reclamaba, máquinas, sistemas, artefactos y dispositivos basados en su capacidad, experiencia y sentido común.

La propia palabra “técnica” proviene del vocablo griego “tekhné”, que significa “arte” o “maestría en un arte”. De esta forma, el nuevo rol de cierta mano de obra se inserta en el manejo de la última tecnología, constituida por el conjunto de procedimientos puestos en práctica con el objetivo de obtener un determinado resultado, el cual permanezca a la altura de las demandas que el hombre explicita en su contexto. 

Capacitarse, entonces, resulta un aspecto clave. 

El siglo XXI reclama nuevas respuestas a problemas históricos. También nos solicita un fuerte compromiso alrededor de temas más urgentes, como por ejemplo, el uso responsable y racional de los recursos naturales y energéticos (aspectos sobre los cuales toda la industria de la construcción debe aportar), la capacitación de la mano de obra para que actualice en forma permanente sus conocimientos, el desarrollo ético de las relaciones comerciales, etc.

La finalidad de la arquitectura es la obra y no el proyecto, razón por la cual la creación arquitectónica debe ser concebida en forma integral. La obra arquitectónica completa comprende dos etapas la composición y representación primero y la realización después. La técnica, denominando así al conjunto de conocimientos relativos a los materiales, elementos y disposiciones constructivas que puede manejar un arquitecto, para materializar su concepción, influye ampliamente en las dos etapas. La primera comprende la composición, la imaginación de la obra con sus formas, proporciones relativas, arreglos funcionales y estéticos.

El desconocimiento -o el conocimiento imperfecto- de las posibilidades y limitaciones que la técnica presenta para realizar la obra imaginada, puede traducirse en dos situaciones distintas.  Una, de materiales, o de recursos para concretarlas, y otro, que si los dispone resultan económicamente inconvenientes o incompatibles con la finalidad de la obra. Como ejemplo, podrán mencionarse proyectos donde se incluyen grandes ambientes sin columnas con construcciones pesadas en los pisos superiores donde no se han previsto los espacios necesarios para las estructuras resistentes destinadas a soportar, la cubierta de los ambientes en cuestión y las cargas de las obras ubicadas por encima; la adaptación de un proyecto debido a condiciones de ejecución posible, se traduce en el mejor de los casos, en modificaciones de escaleras, cambio de fachadas, etc.; otras veces la adaptación es imposible como cuando la altura total de los edificios permanece limitada por reglamentaciones u otras causas y la modificación obliga a superarla. 

Las citadas situaciones conducen, en primera instancia, a la inhabilitación total o parcial del proyecto, y consecuentemente, al descrédito del arquitecto que lo preparó. 

La “maestría en un arte” reclama un compromiso no siempre asumido por parte del profesional.

Por el Arq. Gustavo Di Costa

Editor de Revista ENTREPLANOS


Alejandraoctubre 14, 2020
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La enseñanza ortodoxa de la arquitectura pone especial énfasis en la formación de diseñadores, valorizando los aspectos socioculturales de la producción arquitectónica.

Confía -excesivamente- en que los aspectos técnicos se completen fácilmente en los primeros años de actividad profesional, mediante la observación de los modos de producción de obra, tomando como base los conocimientos aprendidos en las asignaturas técnicas.

El éxito de un profesional se basa especialmente, en su aptitud para llevar a feliz término la materialización de sus proyectos. Quien nos encarga una obra, tiene especial interés en contar con un buen edificio el cual satisfaga sus expectativas y necesidades. No le interesa encargar solamente un buen proyecto ni un buen material gráfico (carpeta técnica). Es por ésta razón, que el profesional debe poseer los conocimientos necesarios para lograr concluir técnicamente una obra.

Pero no solamente eso, sino además, llevarla a cabo dentro de los costos previstos, en el plazo esperado y con la calidad requerida, respetando fielmente el proyecto original.

La aplicación racional de los recursos se consigue con la implementación de métodos de trabajo los cuales no pueden adquirirse solamente mediante la experiencia. Es necesario incorporar el conocimiento teórico sistemático, el cual permite aprehender la experiencia.

Si tenemos que entregar una obra completa en un determinado plazo, no esperaremos hasta el final para saber si lo cumpliremos o no, sino que aplicaremos las técnicas de control de avance para saber (en todo momento), si lo estamos cumpliendo.

En otro campo, al sospechar que una determinada tarea puede ser optimizada en cuanto a su rendimiento, la observaremos con una mirada crítica, buscando modificar el método de trabajo para hacerla más eficaz.

En este sentido, los recursos de producción son los medios técnicos, materiales y económicos capaces de permitir obtener un producto mediante un determinado proceso de manufactura. Separada del contexto industrial, dadas las singulares características del producto final, la construcción de edificios se caracteriza porque su materialización es llevada a cabo en el lugar de su implantación (in situ), a diferencia de cualquier otro producto industrial.

La utilización de los recursos debe adaptarse a esa particular modalidad, a pesar de las dificultades que ello representa en orden a la falta de aptitud de la obra para ser el propio ámbito donde se construye (clima adverso, distancias importantes a sortear para la entrega de materiales, etc.).

Salvando este primer escollo, podemos considerar que, para construir una obra, debemos disponer de recursos humanos para llevar a cabo el trabajo de producción, de recursos materiales para corporizarla y de componentes mecánicos para aumentar el rendimiento de los dos anteriores.

Toda mejora en la productividad supone una disminución en el precio del producto (en este caso, la obra), ya que representa un mejor aprovechamiento de los recursos utilizados. Esto permite mejorar los salarios del trabajador, disminuir el precio de los productos y aumentar los beneficios de la empresa.

Aspectos para nada desdeñables que la “Ortodoxia Arquitectónica” debería revisar.

 

Por el Arq. Gustavo Di Costa

Editor de Revista ENTREPLANOS


Alejandraoctubre 5, 2020
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5min473

Fuente: Manual de Ejercicio Profesional del Arquitecto (MEPA)

Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo (CPAU)

 

Buena parte de las decisiones que toman un comitente y su arquitecto están condicionadas por las opciones o disyuntivas que surgen de la terna costo / calidad / tiempo y repercuten, especialmente las dos primeras, no solo en el costo de la obra, sino también, en los costos y gastos originados por el uso y mantenimiento del futuro edificio.

Las decisiones que son propias del proyecto, construcción y operación del edificio pueden clasificarse en:

Decisiones básicas. Son las que se refieren a la conveniencia de decidir la construcción del edificio, sus alternativas de emplazamiento y envergadura, así como los montos a invertir y a financiar. Un error al tomar este tipo de decisiones tiene el máximo peso económico, ya que representa un vicio de origen en la concepción del edificio, no subsanable por más acertadas que sean las decisiones posteriores. Salvo que el arquitecto brinde un asesoramiento previo al respecto, casi todas estas decisiones son de incumbencia exclusiva del comitente.

Decisiones funcionales. Consisten en el análisis y definición del conjunto de requerimientos que, respetando las decisiones básicas, permiten formular un programa detallado de necesidades y un cronograma que prevea en forma tentativa el curso y duración del lapso proyecto / construcción. Un programa bien formulado es necesario para que el edificio cumpla en forma óptima sus funciones y la temprana adopción de un cronograma permite, por una parte, adecuar el flujo de inversiones a los recursos y por la otra, adoptar previsiones que incidirán en el proyecto, adjudicación, contrataciones y construcción de la obra, las cuales son ineludibles cuando este lapso se aparta de lo normal o razonable. La responsabilidad por esta serie de decisiones que tienen directa incidencia en el costo de la obra, pertenece en conjunto al arquitecto y su comitente y a este último exclusivamente si desatiende objeciones formuladas por el arquitecto.

Decisiones de diseño. De acuerdo con el programa de necesidades y el cronograma previsto, el arquitecto ejecuta el anteproyecto y proyecto y lo concreta en planos, especificaciones y otros documentos que definen el tipo y calidad de la construcción y que servirán de base para la adjudicación, contratación y construcción de la obra.

Decisiones de producción. Se refieren al plan de trabajo adoptado para la construcción de la obra en función del cronograma contractual y a las tareas de seguimiento y control que monitorea que el mismo se complete en el plazo fijado y controla el cumplimiento de las exigencias técnicas y económicas especificadas en la documentación de proyecto.

El conjunto de las decisiones de diseño y de producción, aunque deben contar con la aprobación del comitente, pertenecen al área de las responsabilidades del arquitecto, salvo que algunas de ellas obedezcan a requerimientos expresos del comitente.

Debe quedar claro que estos grupos de decisiones no pueden ser delimitados en forma tan taxativa, ni siguen un ordenamiento tan lineal o estricto. Por ejemplo, al adoptar morfologías durante la etapa anteproyecto, el arquitecto debe hacerlo en función del cronograma previsto y decidir simultáneamente cuáles son las tecnologías más adecuadas para materializarlas; al tomar decisiones durante la etapa de documentación de proyecto, debe prever si son compatibles con los tiempos de construcción previstos y cuál será su incidencia económica en las etapas posteriores de construcción y uso del edificio.

 

 

 

 


Entreplanosagosto 13, 2020
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Muchas veces se explica la domótica desde el punto de vista puramente tecnológico, sin tener en cuenta su interacción con la propia arquitectura del edificio.

En este artículo vamos a tratar de mostrar las claves de la relación entre la arquitectura y una instalación domótica, analizando incluso varios ejemplos para comprobar cómo influye la una en la otra.

Como es lógico, entendemos que un sistema domótico debe estar supeditado a la propia arquitectura del edificio, el cual es diseñado en base a unas necesidades y parámetros concretos. Por lo tanto, un aspecto clave para el éxito de una instalación, es tratar de llegar a encontrar puntos de encuentro y resolver tales necesidades planteadas al inicio del proyecto.

En este sentido, la domótica ofrece una serie de soluciones muy prácticas y sencillas de cara al usuario, todas ellas basadas en el control de las instalaciones.

Para ello, vamos a mostrar varios ejemplos que clarifiquen este tipo de soluciones:

Escenas o ambientes

Uno de los aspectos que se diseña siempre en una vivienda son ambientes concretos con la iluminación. El arquitecto o interiorista define siempre varios encendidos por estancia e imagina de qué manera se regulará cada uno de ellos para ofrecer el nivel de confort deseado. Lo que ofrece la domótica, en este sentido, es llevar a cabo estas escenas de manera mucho más sencilla y atractiva, por ejemplo pulsando una tecla específica de un pulsador multifunción, o incluso a través de una aplicación. De este modo, el usuario no se ve obligado a encender una a una cada luz.

Esto podría aplicarse a multitud de casos; por ejemplo, en espacios comerciales, restaurantes o salas de juntas, donde se quiere modificar un ambiente concreto rápidamente.

Estas escenas no solo están enfocadas a la iluminación sino que se pueden combinar con el resto de equipos como puede ser en el momento de entrar/salir de la vivienda, al ir a dormir o en el momento de recibir invitados.

Además, con este tipo de pulsadores mencionados anteriormente, se reduce enormemente el espacio destinado en las paredes, mejorando notablemente la estética y funcionalidad de la habitación.

Acciones simples e integradas

Entre otras cosas, la arquitectura busca mejorar el confort de sus usuarios, y para ello mostramos varios casos que demuestran la ayuda que un sistema domótico propicia:

  • Visualización y modificación de temperaturas de diferentes habitaciones o espacios. Es posible incluso, que en un edificio de oficinas, el personal de mantenimiento pueda regular la temperatura o apagar/encender el clima sin necesidad de moverse por el mismo. Respecto al hogar, esto se traduce en un control más confortable y eficiente de dichos sistemas de climatización.
  • Acciones generales como el apagado general de todas las luces o la bajada de todas las persianas.
  • Programaciones horarias de elementos rutinarios como persianas, climatización o riego.
  • Encendidos de la calefacción un tiempo antes de llegar a casa para que la llegada sea más confortable.

Mejora en la eficiencia energética

Hoy en día es una obviedad que la arquitectura busca también una sostenibilidad respecto a los recursos energéticos, y en este aparato, la domótica también aporta su granito de arena a través de prestaciones como estas:

  • Apagado automático del sistema de climatización (tanto calefacción como aire acondicionado) en caso de que una ventana esté más de 5/10/15 minutos abierta.
  • Programaciones horarias de los estores y persianas para aprovechar la radiación solar en horas centrales del día.
  • Detección de fugas de agua y gas, con corte automático del suministro.

Integración de subsistemas en un único sistema

Uno de los enemigos de los arquitectos es la necesidad de implementar infinidad de aparatos por las paredes de la vivienda. No solo es un inconveniente a nivel estético, sino también a la hora de manejar las instalaciones. Estas son algunas soluciones:

  • Integración de la video-portería en la propia pantalla de domótica.
  • Utilización de aire acondicionado y calefacción de cada zona a través de un único termostato (que además puede seguir la misma gama que el resto de mecanismos).
  • Integración en la misma aplicación para móvil y tablets de todas las instalaciones (iluminación, climatización, persianas, seguridad, sonido, etc.)
  • Centralización de contenidos audiovisuales (TDT, Apple TV, TV por cable, BluRay, etc.) en un único punto de la vivienda y ocultos y trasmitidos a todas las TVs o proyector de la vivienda.

Ocio y disfrute

Este punto es más general, pero entendemos que siempre hay que tener como objetivo principal el disfrute del usuario. De nada sirve implementar un sistema muy completo y robusto si no se tienen en cuenta las necesidades planteadas en origen por la propia arquitectura del edificio, y para ello es fundamental trabajar mano a mano con los profesionales que la desarrollan.

Por: David Alvira Iráizoz, Gerente Comercial de ID Domótica | www.cosasdearquitectos.com


Entreplanosjulio 27, 2020
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La pandemia de COVID-19 que afectó a todo el mundo, transformó con su llegada a casi todos los sectores no sólo de manera temporal, sino como una nueva forma de vivir. La arquitectura, urbanismo y diseño de interiores no son la excepción.

Factores como la distancia social necesaria para evitar contagios, y la limpieza de los lugares ha hecho que los especialistas en el sector volteen a ver cómo están diseñados los espacios en la actualidad y qué se puede hacer para que en el futuro estos no se queden sin utilidad y, por el contrario, contribuyan a mantener la salud incluso en los entornos más complicados. En primer lugar, uno de los sitios que se deberá modificar serán los referentes a la medicina.

“Durante las últimas décadas, quienes observaron las intersecciones de la planificación, el diseño y la salud pública se han centrado menos en las enfermedades infecciosas (como el coronavirus) y más en las enfermedades crónicas, los peligros, desastres y los vulnerables”, dijo Ann Forsyth, profesora de Planeación Urbana en la Harvard Graduate School of Design en un análisis hecho por la institución.

Y agregó: “La pandemia actual trae la cuestión del diseño para padecimientos infecciosos a la vanguardia y plantea preguntas importantes para futuras investigaciones y prácticas”. Pero este enfoque no sólo se ha dado en los hospitales, sino tambiçen en el resto de las ciudades.

Para las enfermedades crónicas se han entablado sistemas de prevención como lugares para realizar física o restauración mental, para los riesgos como el cambio climático los urbanistas deben abordar la migración climática y el daño al medioambiente, y en cuanto a las poblaciones vulnerables, deben centrarse en niños o personas mayores.

Después de la llegada de coronavirus algunos se han cuestionado los diseños enfocados sólo en estas necesidades y se han enfocado en las surgidas en la actualidad, principalmente en las zonas marginadas. Una de ellas es la conectividad entre las comunidades con los sistemas de emergencia y sanitarios.

“Hay hogares en aldeas no reconocidas que viven fuera de la red sin acceso al agua, y sin embargo, la primera herramienta que necesitamos para protegernos en este caso es agua limpia para lavarnos las manos. No hay electricidad. Es difícil llegar a hospitales o clínicas. Y el sistema inmunitario responde a esta calidad de infraestructura”, menciona Malkit Shoshan, jefe de área del programa de Arte, Diseño y Dominio Público en la Escuela de Graduados de Diseño de Harvard.

Él ejemplifica con el caso de Israel, en donde para que las zonas aisladas en las que se registran brotes no empeoren ni contagien a colonias aledañas, ha optado por cerrarlas, en lugar de introducir tecnología de la información o mejor saneamiento. En este tipo de localidades tampoco hay servicios básicos como agua potable o espacio para hacer aislamiento social, lo que también dificulta los cuidados durante las pandemias.

Pero este problema no exclusivo de tercer mundo; “En Boston, la mayoría de los hogares de muy bajos ingresos son jefas de hogar de mujeres solteras, una madre soltera con uno o dos hijos”, describe. “Las necesidades de espacio y servicios para ese tipo de hogar son muy diferentes a las de los apartamentos de dos habitaciones que construirá el mercado, que es más de lo que pueden pagar y no está bien conectado con los servicios que necesitan, como el cuidado de niños”, describe el profesor asistente de Diseño Urbano, Stephen Gray.

La solución existen propuestas de microunidades que mantienen un equilibrio en los espacios públicos y privados ya que incluyen salas de estar, cocinas comunitarias y dormitorios con baños y cerraduras. Esto reduciría el costo por pie cuadrado.

También, los desarrolladores deben considerar el cambio en la modalidad de trabajo, para no sólo considerar espacios en los hogares que puedan ser multifuncionales y servir para realizar home office, sino llevar tecnologías de la información incluso a las personas más pobres “podría haber un hogar de ocho personas en el que cuatro trabajan desde casa”, agrega Gray.

En cuanto al diseño de las ciudades, la pandemia ha logrado que se ponga cada vez más atención en la importancia de crear rutas peatonales y ciclistas, así como espacios verdes y amplios que permitan a las personas hacer actividades como pasear, sin dejar de lado la distancia social.

Con información de: www.obras.expansion.mx


Entreplanosmayo 18, 2020
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El cerebro humano constituye una de las más perfectas máquinas de compleja organización a nivel de funciones y ritmo. La naturaleza ha organizado dichas funciones con un carácter sumamente sencillo. En principio, las acciones del cerebro humano quedan delimitadas y definidas por la interacción de dos hemisferios. Mientras que el hemisferio izquierdo se ocupa de las acciones lógicas (funciones motrices y analíticas), el derecho se ocupa de las funciones relacionadas con la creatividad (análisis de la imagen y las sensaciones). Ambos hemisferios cooperan entre sí, uniendo sus fortalezas e incrementando, de esta forma, nuestra capacidad para entender el mundo.

¿Cabe una comparación con el desarrollo de los aspectos creativos y técnicos de nuestro diario quehacer como profesionales del mundo de la construcción?

En principio parecería que sí. Varias veces hemos parafraseado aquella definición práctica del término Arquitectura, el cual la define como “el arte de proyectar y construir edificios”.

No resulta por ello difícil entender que el hemisferio derecho es el encargado de proyectar una determinada obra. Imagina espacialmente el conjunto y concibe las situaciones y estrategias del pensamiento de una forma total. Integra varios tipos de informaciones (sonidos, imágenes, olores, sensaciones) y los transmite como un todo. Por todo ello, el hemisferio derecho está considerado el receptor e identificador de la orientación espacial, el responsable de nuestra percepción del mundo en términos de color, forma y espacialidad.

Cuando la tarea resulta ser compleja, su contraparte, el hemisferio izquierdo, es quien la asume, ya que su especialidad es el análisis. Carlo Lodoli, matemático y clérigo veneciano, le brinda a la arquitectura el concepto de razón, cuando expresa: Los materiales deben ser empleados según sus propiedades y ser, a la vez, capaces de representar la función del edificio. He aquí la acción del hemisferio izquierdo, el cual es lógico, procesa secuencial y linealmente, forma el todo a partir de las partes, analiza los detalles, piensa en conceptos y números.

Evidentemente, se requiere de ambos desarrollos, por un lado la “jerarquía visual” del proyecto, para procesar la totalidad de la información a partir de una “síntesis”, donde se especifica el problema espacial como un todo, intentando aplicar un método de relaciones para resolver el diseño adecuadamente, y por otra parte, la debida organización de la información empleando el “análisis” para formular una consecuente materialización de la obra, a partir de la elaboración de un método capaz de resolver la matriz de detalles descomponiendo la caja arquitectónica en sus principales piezas y analizando estas una por una.

Lo importante es el aporte que cada hemisferio realiza actuando mancomunadamente para racionalizar el conjunto de experiencias. Como en la arquitectura, se requiere del análisis (la materia) y de la imaginación (el diseño).

Eugène Viollet-le-Duc, arquitecto, arqueólogo y escritor francés, nos dice: “La arquitectura es el arte de construir. Se compone de dos partes, el arte y la ciencia. El arte comprende a las reglas sugeridas por el gusto, derivadas de la tradición. La ciencia, que se funda sobre fórmulas constantes y absolutas, nos remite a la naturaleza de los materiales, al clima y a las fuerzas que sobre la obra actuarán indefinidamente”.

Por el Arq. Gustavo Di Costa

Editor de Revista ENTREPLANOS


Entreplanosdiciembre 3, 2018
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     Luego de la deliberación del Jurado, el cual estuvo conformado por: Carolina Vitas, Diego Arraigada, Carolina Cogan de Argentina, Rubén Hernandez de República Dominicana, Sonia Vázquez-Díaz de España, entre otros; finalmente se publicaron los ganadores del Concurso Iberoamericano de Estudiantes Arquitectura UFLO 2018. Un total de 232 participantes, 88 propuestas, 36 universidades y 10 países se dieron cita en este, los ganadores fueron los siguientes:

  1. Primer Premio para Marco Zampieron, estudiante de la Universidad Nacional de Rosario (Argentina)
  2. Segundo Premio: María Rosa Corona y Alexis Leonel Giovannini de la Universidad Nacional del Litoral (Argentina) 
  3. Tercer Premio: Juan Manuel Pachué de la Universidad Nacional de Rosario (Argentina). 

     El objetivo de este Concurso se basó en generar una propuesta (a nivel de ideas) para la realización del OBSERVATORIO COSTERO ubicado en el Parque de los Niños de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, así mismo buscaba promover propuestas proyectuales de los futuros arquitectos, generando conciencia sobre las prácticas constructivas, materiales, espaciales y ambientales en el contexto de un área pública de la ciudad de Buenos Aires, dando cuenta de las formas contemporáneas del hacer arquitectónico e incentivando la creatividad y capacidad de resolución que los participantes aportaran.

     Todos los trabajos fueron analizados según los siguientes criterios: Interpretación del paisaje y conocimiento constructivo, resolución del programa propuesto, costos y complejidad de la obra y presentación gráfica. Se valoraron las propuestas que de una manera sintética ofrecen distintas maneras de construir un lugar en las cuales se evidencian reflexiones en los modos de construir un paisaje desde lo lúdico, lo excepcional que ofrece la oportunidad de convertirse en observatorio y consideraciones acerca de la condición efímera en territorios de alta fragilidad ambiental.

     La entrega de premios se realizará en el mes de marzo de 2019, en conjunto con la Charla Magistral del próximo arquitecto invitado que inaugurará el Ciclo Lectivo 2019. En el acto de premiación se entregarán los certificados acreditativos y revistas correspondientes.

ENTREPLANOS envía las más gratas felicitaciones a los ganadores y a todos los participantes de este Concurso.

Para conocer más, visita: https://bit.ly/2DXi2yw



Auspician Entreplanos




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