¿Por qué necesitamos más edificios verdes?

Por el Lic. Pablo Greco – CEO de Hissuma Solar

 

Las ciudades del mundo ocupan solo un 3% de la Tierra, pero representan entre el 60% y el 80% del consumo de energía, y el 75% de las emisiones de carbono. Los factores que inciden en estos porcentajes son muchos, pero no siempre se tienen en cuenta la influencia de algo tan elemental como el lugar donde habitamos y la forma en que lo construimos. Los edificios y la actividad de la construcción generan casi el 40% de las emisiones de CO2 a nivel mundial y consumen el 36% de la energía no renovable a nivel global.

 

¿Cómo desarrollar, entonces, proyectos constructivos sustentables que nos permitan acceder a nuevas formas de habitar, más amigables con el ambiente? ¿Cuáles son hoy las soluciones tecnológicas accesibles que nos permiten optimizar los recursos naturales, disminuyendo el impacto ambiental de los edificios sobre el medio y las personas? Cuando hablamos de arquitectura sustentable, el concepto fundamental es el de eficiencia energética. No se trata únicamente de un cambio hacia formas limpias de generación de energía, implica también pensar cuáles son los materiales que utilizamos y de qué manera lo hacemos. Por ejemplo, colocar un buen aislamiento, reemplazar materiales que tienen mucha pérdida térmica, aprovechar y conservar mejor el agua. Otra posibilidad, que recién empezamos a conocer en Argentina, pero que ya fue altamente adoptada en el mundo por su eficiencia, es el uso de la bomba de calor. Utilizando la aerotermia, la energía y temperatura del aire, ahorra energía eléctrica y consume un 25% de la energía que consumiría una caldera. Existen múltiples elementos que hoy se pueden utilizar para lograr una mejor calidad de construcción, los cuales no presentan un mayor costo y son completamente funcionales.

 

Una cuestión generacional

 

Para las nuevas generaciones, quienes, por ejemplo, tienen a Greta Thunberg como emblema, la cuestión del cambio climático y la emergencia ambiental es parte de su cotidiano, por eso celebran y promueven este tipo de cambios. Pero para las generaciones anteriores, lo sostenible sigue siendo un poco ajeno. Cuando se trata del hogar, hay fantasmas como el de la durabilidad de los materiales, o el supuesto costo económico mucho mayor, que desalientan la incorporación de tecnologías sustentables o el desarrollo de nuevas edificaciones con este tipo de construcción. Los jóvenes tienen incorporado el chip sustentable, en cambio, a la generación que hoy está pudiendo acceder a la vivienda, le cuesta más. Muchas veces, cuando uno hace una casa, un edificio de oficinas o de viviendas, en lo único que piensa es en la manera de ahorrar para que la construcción salga más barata. Así, se pasa por alto que incorporar una calidad superior de ventana o un mejor aislamiento en la pared puede llegar a ahorrar energía. Se plantea un tipo de construcción distinta, con mejor aislamiento, con energía solar térmica para calentar agua, energía fotovoltaica en el edificio en general y con un sistema de domótica. Todo ello está aplicado a la eficiencia energética, pero además, suma prestaciones. Por ejemplo, el respaldo que puede brindar un sistema que funciona con energía solar, donde los ascensores, bombas de agua y sistemas de seguridad puedan seguir funcionando en caso de corte.

 

Un marco común que propicie el cambio

 

En Argentina, si bien el sector de las energías renovables es uno de los que ha sido más incentivado en los últimos tiempos (como con las diferentes rondas del Plan Renovar, el MaTer, el PERMER o la Ley de Generación Distribuida), en cuanto a la construcción todavía falta un marco que propicie este tipo de emprendimientos. A veces, se necesita para motivar el cambio una norma común. Por eso es importante el rol del Estado, quien debe estar presente para normar la construcción, para que constructores y desarrolladores mantengan la calidad y eficiencia energética. Dentro del país, la provincia de Santa Fe es la más avanzada en el tema, cuenta con una ley que comienza a hablar de premiar a las casas que obtengan mayor eficiencia. En algunos países, se le otorga a cada construcción una determinada cantidad de puntos, de acuerdo a la eficiencia energética que poseen, similar a lo que conocemos aquí para los electrodomésticos. En función de ello, presentan un determinado valor de impuestos por pagar y logra que quien compre esa casa conozca si va a gastar mucho o poco, si funciona eficientemente o no.

 

Conjugando lo tradicional con lo sustentable

 

A pesar de los obstáculos, paulatinamente, se adoptan más y más este tipo de construcciones, tanto para reformas como para proyectos nuevos, combinando los típicos materiales y técnicas constructivas que conocemos con lo sustentable. Mejores prestaciones y una mayor capacidad de ahorro a largo plazo, junto con la cuestión ambiental, parecen ser los atractivos que nos llevan a modificar la forma en que diseñamos, renovamos y construimos los espacios que habitamos en las ciudades. Es clave conjugar la arquitectura sustentable con la tradicional. Ese es el desafío, no centrarse tanto en la cantidad de energía a generar, sino cambiar materiales inertes como puede ser una fachada de acero, un revoque o una pintura, por materiales que tengan un costo parecido pero garanticen todo el plus que le otorga la sustentabilidad. Por ejemplo, nosotros hicimos un proyecto en el cual cambiamos una fachada de piel de acero por paneles solares, casi al mismo valor. Entonces, por un lado, el desarrollador no invirtió más, y por otro, presenta una fachada que no solo le brinda una ventaja estética, sino también, desde el punto de vista de la generación de energía. Nuestra tarea es informar, generar conciencia de lo que este cambio significa. El beneficio que brinda un edificio con eficiencia energética no es para una persona particular, sino que es un logro colectivo. Genera menos costo, consume menos energía, es más eficiente y menos contaminante, entonces beneficia a su comunidad, a su ciudad y a todo el país. Esto debemos entenderlo, también, a nivel mundial. Para ello, existen los acuerdos internacionales, y en base a esos acuerdos, debemos seguir avanzando en la legislación para premiar la eficiencia energética e incorporar las opciones sustentables en nuestro día a día.

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Alejandra



Auspician Entreplanos




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