El edificio “Pueyrredón 1101” diseñado por el arquitecto Pablo Gagliardo recibió el primer premio en la VII Bienal de Arquitectura de Santa Cruz, Bolivia. La obra ubicada en la esquina de Pueyrredón y San Juan de la ciudad de Rosario, logró la máxima distinción en el certamen del que participaron 180 realizaciones de América latina, Europa y Asia.
El edificio residencial de Obring Arquitectura -que también fue distinguido en la Bienal de Venecia y en el Mies Crown Hall Americas Prize de Chicago- tiene una compleja estructura de hormigón visto con tablas, evita la tradicional columna de esquina y ofrece un juego de vacíos y llenos que generan dobles alturas y visuales cruzadas que, además de permitir grandes balcones arbolados en doble altura, privilegian la calidad e iluminación natural de los ambientes interiores.
“No nos esperábamos este premio, ganar una bienal es dificilísimo. Tuvimos otros reconocimientos por este edificio en otras bienales pero nos faltaba éste para consagrarse”, relató muy feliz Gagliardo al tiempo que destacó que es “un honor” poder contribuir a posicionar a la ciudad como referente de la arquitectura contemporánea.
Gracias al premio en Santa Cruz -que reflexiona y discute sobre cómo pensar las ciudades y cómo los arquitectos proyectan espacios para el ser humano- este edificio de hormigón a la vista característico de las obras residenciales de Obring Arquitectura podrá participar del gran Premio Oscar Niemeyer (ON) para la Arquitectura Latinoamericana.
El Premio Oscar Niemeyer (ON) para la Arquitectura Latinoamericana es una iniciativa de la Red de Bienales de Arquitectura de América Latina (Redbaal), fundada en Quito, que busca reconocer lo mejor de la producción arquitectónica, en momentos de un indiscutible potenciamiento y presencia de la arquitectura latinoamericana en el contexto internacional. Sólo participan en el Premio ON aquellos proyectos de arquitectura previamente premiados en una de las bienales de América Latina. El ganador se anunciará el próximo 2 de octubre.
Una de las características que distingue a “Pueyrredón 1101” es que cuenta con un ingreso en doble altura, como una continuación de la vereda pública con abundante vegetación y un bicicletero para uso de sus habitantes, favoreciendo la vida en contacto con la naturaleza. De este modo, el ingreso al edificio se da a través de una gran plaza interior. Este espacio, que a modo de fuelle, vincula la vida pública y la vida privada, otorga permeabilidad y conectividad urbana, a través de su recorrido y continuidad espacial y visual.
Gagliardo indicó que la novedosa propuesta también suma al mercado inmobiliario rosarino una opción de “departamentos de autor”, espacios chicos, pero con una mirada fuerte en la sustentabilidad de los recursos y el uso diferente a lo disponible hasta el momento.
“Este es un edificio muy simple, pero esa simpleza lo hace atractivo. Lo ves y lo recordás, su estructura causa impacto. Por tratarse de un terreno muy chico tuvimos un desafío estructural con los balcones, no había espacio para ceder, y llegar a pensarlo no fue simple, pero una vez que salió parece algo simple”, detalló el mentor del innovador proyecto de “balcones volando” que contó con la colaboración de los arquitectos Sebastián Larpín, Lucía Galfione, Betiana Ferrero; los ingenieros calculistas Sergio Faci y Federico Segna Rata; y construido por Obring S.A.
La VII Bienal Internacional de Arquitectura de Santa Cruz (BASC) se iba a realizar los últimos días del pasado mes de marzo, pero por la pandemia de Covid-19 tuvo que posponerse y finalmente se llevó a cabo de forma on line del 20 al 27 de julio. De esta forma se convirtió en la primera bienal de arquitectura virtual de América Latina.