A través de un convenio entre el Municipio y la Facultad de Arquitectura, Diseño, Arte y Urbanismo de la Universidad de Morón, ocho grupos de alumnos que cursan el último año de arquitectura eligieron al Delta de Tigre para desarrollar el Proyecto Final Integrador, que deben aprobar para recibirse. En 2016, la iniciativa que impulsa la facultad se concretó por primera vez en Santiago del Estero. En ese caso, los futuros arquitectos detectaron una necesidad de hábitat en una región del país, diseñaron su solución, la gestionaron y concretaron.
En Tigre definieron crear nueve “módulos”, de unos 30 metros cuadrados cada uno, para familias con problemas en sus casas. “Las nueve familias fueron elegidas por el mismo barrio. Presentaban demandas habitacionales al poseer viviendas en estado de precariedad y con marcada vulnerabilidad social”, indicaron en la Subsecretaría de Promoción Social comunal y aclararon que están próximas a los Arroyos Curubica, Otamendi y Pajarito.
El entorno natural fue clave para definir la forma y el tipo de construcción, como los materiales para edificar. “Cada proyecto está basado en el Plan de Manejo del Delta de Tigre. El plan tiene un abordaje integral, social y medioambiental”, subrayó Gonzalo Meschengieser, secretario de Política Sanitaria de Tigre.
Según el estado de las casas, algunas debieron ser hechas a nuevo y otras se ampliaron. Los alumnos consiguen, a través de donaciones de empresas, todo lo que necesitan para trabajar. El Municipio, en tanto, colabora con la logística.
Construyen en altura y la madera es el material principal. “Es un recurso eficiente y renovable. Y de fácil montaje y armado, reduciendo costos, tiempos y consumo de energía en la obra”, explicaron en la Comuna. También usan materiales reciclados o en desuso, como pallets, contenedores de madera para motos o piezas de auto, y metales recuperados de demoliciones. Para generar un confort térmico en las casas, fabrican ventilaciones cruzadas, doble techos con aislamiento y parasoles. Además, diseñan un sistema de filtrado y recolección de agua de río, y de reutilización del agua de lluvia. Por último, cada casa tendrá una planta de tratamiento de efluentes.
“Los módulos se construyen en función de las familias y de las características del Delta. Este proyecto nos permite ayudar a familias con necesidades y, a la vez, materializar la propuesta en una obra real”, destacó el estudiante Juan Carlos Aiza Suyo.
Hasta ahora, entregaron dos casas. Una es la de Rodrigo Schadeck, quien comenta: “Mi anterior casa era de material y estaba por derrumbarse. La nueva es cómoda y práctica, la aprovecho al máximo por cómo está construida. Es un sueño hecho realidad”, expresó el isleño. Las que restan quedarán listas durante el resto del año. En lo inmediato, tres quedarán finalizadas en un mes.
Por: AGUSTINA HEB