Fuente: Manual de Ejercicio Profesional del Arquitecto (MEPA)
Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo (CPAU)
Buena parte de las decisiones que toman un comitente y su arquitecto están condicionadas por las opciones o disyuntivas que surgen de la terna costo / calidad / tiempo y repercuten, especialmente las dos primeras, no solo en el costo de la obra, sino también, en los costos y gastos originados por el uso y mantenimiento del futuro edificio.
Las decisiones que son propias del proyecto, construcción y operación del edificio pueden clasificarse en:
Decisiones básicas. Son las que se refieren a la conveniencia de decidir la construcción del edificio, sus alternativas de emplazamiento y envergadura, así como los montos a invertir y a financiar. Un error al tomar este tipo de decisiones tiene el máximo peso económico, ya que representa un vicio de origen en la concepción del edificio, no subsanable por más acertadas que sean las decisiones posteriores. Salvo que el arquitecto brinde un asesoramiento previo al respecto, casi todas estas decisiones son de incumbencia exclusiva del comitente.
Decisiones funcionales. Consisten en el análisis y definición del conjunto de requerimientos que, respetando las decisiones básicas, permiten formular un programa detallado de necesidades y un cronograma que prevea en forma tentativa el curso y duración del lapso proyecto / construcción. Un programa bien formulado es necesario para que el edificio cumpla en forma óptima sus funciones y la temprana adopción de un cronograma permite, por una parte, adecuar el flujo de inversiones a los recursos y por la otra, adoptar previsiones que incidirán en el proyecto, adjudicación, contrataciones y construcción de la obra, las cuales son ineludibles cuando este lapso se aparta de lo normal o razonable. La responsabilidad por esta serie de decisiones que tienen directa incidencia en el costo de la obra, pertenece en conjunto al arquitecto y su comitente y a este último exclusivamente si desatiende objeciones formuladas por el arquitecto.
Decisiones de diseño. De acuerdo con el programa de necesidades y el cronograma previsto, el arquitecto ejecuta el anteproyecto y proyecto y lo concreta en planos, especificaciones y otros documentos que definen el tipo y calidad de la construcción y que servirán de base para la adjudicación, contratación y construcción de la obra.
Decisiones de producción. Se refieren al plan de trabajo adoptado para la construcción de la obra en función del cronograma contractual y a las tareas de seguimiento y control que monitorea que el mismo se complete en el plazo fijado y controla el cumplimiento de las exigencias técnicas y económicas especificadas en la documentación de proyecto.
El conjunto de las decisiones de diseño y de producción, aunque deben contar con la aprobación del comitente, pertenecen al área de las responsabilidades del arquitecto, salvo que algunas de ellas obedezcan a requerimientos expresos del comitente.
Debe quedar claro que estos grupos de decisiones no pueden ser delimitados en forma tan taxativa, ni siguen un ordenamiento tan lineal o estricto. Por ejemplo, al adoptar morfologías durante la etapa anteproyecto, el arquitecto debe hacerlo en función del cronograma previsto y decidir simultáneamente cuáles son las tecnologías más adecuadas para materializarlas; al tomar decisiones durante la etapa de documentación de proyecto, debe prever si son compatibles con los tiempos de construcción previstos y cuál será su incidencia económica en las etapas posteriores de construcción y uso del edificio.