En Bahía Blanca, por la iniciativa de tres jóvenes emprendedores, nació una novedosa startup llamada Capp, una aplicación que promete revolucionar el sector de la construcción. Se trata de la primera comunidad colaborativa de ese ámbito con la que se puede establecer cuántos materiales se necesitan para una obra, a qué precio y dónde encontrarlos.
Francisco Brañas, Ingeniero Mecánico, el Ingeniero Industrial Julio Quel, y el físico Leonardo Dimieri, con experiencia en apps, diseño gráfico y web, son los tres emprendedores que idearon este proyecto.
Todo comenzó en 2015 cuando Quel pensó el proyecto de edificar su casa y fue cargando en un Excel todos los datos del proceso: gastos, cálculo de materiales, cantidades, proveedores, y precios.
Ayudado por su amigo Brañas, ese Excel mutó a una página web, donde cargaron los primeros datos. Con esa base, fueron a ver a Dimieri, quien sentenció: “Con esto hay que hacer una aplicación”.
Con Capp se puede comprar, vender y gestionar todo lo necesario para edificar sin salir de casa, desde un celular o una pc.
La aplicación permite calcular en forma sencilla y funcional las cantidades de material estrictamente necesarias para construir una casa o edificio y los costos que la compra de esos insumos supone en función de los precios promedio de los corralones disponibles en la app.
Si el corralón con el que alguien prefiere trabajar no está en la aplicación, el usuario puede cargar él mismo los precios de su proveedor de confianza y hacer igual el cálculo. “Esto nos sucede mayormente en otros países, donde ya tenemos muchas descargas pero aún no contamos con corralones. Por ejemplo en México y Brasil, cargan ellos sus referencias de precios o directamente se limitan a usar nuestra herramienta de cálculo para obtener las cantidades”, apunta Brañas.
La herramienta de “cálculo y cotización” es uno de los aspectos más apreciados por los profesionales y por los usuarios en general. Permite planificar la obra sobre la base de certezas fiables, ir regulando el presupuesto y salir al mercado a obtener cotizaciones con una referencia.
La herramienta sólo demanda del usuario una operación fácil y amigable, de carga en, por ejemplo, metros cuadrados de lo que se quiere construir y el tipo de material que piensa utilizarse. La respuesta será una estimación de cantidad de material y su precio.
La información sobre la cual se proyecta el presupuesto surgirá de la base de datos de los corralones que están dentro de Capp. Los mismos tienen, a su vez, un sistema de carga muy sencillo para volcar la información de su oferta, pese a que un comercio mediano de esas características puede manejar hasta 15 mil ítems.
A su vez, Capp ofrece a cada corralón un ranking actualizado con los 100 productos que representan el 80% de lo que se vende en el mercado. La app también permite calcular el costo de la mano de obra, ya que tiene cargado el valor hora por categoría del sindicato UOCRA.
En cuanto a costos, Capp no cobra por asociarse sino que obtiene una comisión variable del 5% por cada venta realizada a través del marketplace, que es el primero del mercado 100% dedicado a materiales de construcción.
Además de profesionales, usuarios finales y corralones, el proyecto tiene una cuarta pata, que son las empresas que fabrican los productos que los corralones venden en el Marketplace de Capp.
“Nosotros somos para las marcas una herramienta para mejorar las ventas a sus distribuidores, y ellos son para nosotros una red inmensa de corralones a los cuales queremos llegar”, detalla Brañas.
A esta dimensión se le agrega otra forma colaborativa, la de comunidad, ligada a las “tareas” que dejan registradas las constructoras en el uso de la herramienta de “Cálculo y cotización”, también llamada “Constructores”. Se trata de “tareas” especiales, extraordinarias, distintas a las habituales de demolición, movimiento de suelo y otras actividades comunes a cualquier obra.
Capp se encuentra en plena expansión y ya puso un pie en la Ciudad de Buenos Aires, GBA, Mendoza, Córdoba y Rosario. También aspira, hacia fin de año, llegar a tener al menos tres corralones por región en el país. Con oficinas en Bahía Blanca, tras la pandemia, proyectan montar una en Buenos Aires y, para 2021, desembarcar presencialmente en México y Brasil.