Si de Calidad se trata…

Todas las tareas necesarias para llevar a cabo un buen control de calidad como planificación, prevención, inspección, ensayos, entre otros, implican un costo económico. Ese costo se verá reflejado en el programa que normalmente realiza el profesional a cargo del proyecto. Los citados costos se definen como los “Costos de Calidad”, resultando los mismos en función de la tipología de la obra (dimensiones, uso, particularidad del cliente). Los parámetros se definen desde la etapa de proyecto y deben plasmarse en la documentación técnica. La exigencia de un óptimo control de calidad debería implementarse como norma general, a fin de evitar no solo la insatisfacción del usuario, sino riesgos y pérdidas debido al poco o inexistente control efectivo durante el desarrollo de las tareas de materialización.

La gran complejidad de una obra multiplica los puntos críticos en los cuales la Calidad se puede ver afectada. El control sistemático de dichos puntos requiere el compromiso y la dedicación del personal, pudiendo convertirse en un riesgo para la planificación y programación de los trabajos. Sin embargo, no se debe subestimar su importancia, ya que los defectos no detectados pueden causar daños mayores en el futuro. El control de calidad, además de un requerimiento legal, constituye una garantía respecto de la ejecución de una obra, los materiales y componentes utilizados y los equipos instalados, respecto del cumplimiento de los estándares previstos y las normas de aplicación.

La verificación de dicho cumplimiento conforma una verdadera garantía para la disminución de la existencia de defectos no detectados y la utilización de materiales con prestaciones inferiores a los demandados. Desarrollar una cultura de la Calidad, en nuestra industria y en los quehaceres, constituirá el camino para lograr los desafíos presentados.

En tal sentido, el Arq. Ruy Varalla, especialista en temas de gestión y administración de obras, reflexiona: “…Confiados en las particulares características de la industria, nuestras empresas de construcción, en lugar de aplicar y afianzar conceptos gerenciales capaces de asegurar la obtención de las metas deseadas, han preferido aplicar un manejo empresarial basado en la “intuición y el coraje”. Ya de por sí, en cualquier actividad, dichos componentes no resultan ser suficientes para asumir un compromiso productivo. Agreguemos las peculiaridades propias de la construcción y veremos que el logro de resultados acordes con las expectativas deseadas es “puro milagro”. Sólo el milagro nos puede salvar de “no haber dicho no” en el momento preciso. Y si es puro milagro, ¿cuál es la confianza que les podemos brindar a nuestros Comitentes sobre el producto final que les entregamos? Hemos intentado “delegar” al transferir la responsabilidad que, sobre el producto y la producción tenemos, entregándosela a operarios “por producción”. Ante esto nos preguntamos: ¿Cuál es la función que los profesionales tenemos dentro de la industria? ¿De qué manera podremos brindarles confianza a nuestros Comitentes, si nosotros nos desligamos de las responsabilidades que implica el gerenciamiento de la producción y el manejo de la calidad del producto?…”

Lo afirmado implica sumar a nuestra industria la macro visión de la Calidad, con un enfoque amplio e integrador, alcanzando ya no solo a los Controles de Calidad, sino articulando la Gestión para el Control de Calidad. Esos procesos deben ser logrados a través de claras políticas empresarias, una ajustada planificación y las verificaciones de las ejecuciones como una práctica habitual cíclica de mejora continua.

De esta manera, resulta fundamental contar con la documentación desarrollada a la medida y con especificaciones precisas para cada obra, plasmadas tanto en un Manual de la Calidad, como así también, en el Manual de Procedimientos, los Planes Operativos, Instructivos, Registros y toda otra documentación necesaria para un correcto desarrollo y control de los trabajos. Resulta clave en nuestra industria de la construcción planear la ejecución de los procesos, ya que de ellos dependerán los logros en cuanto a eficacia y eficiencia, y por ende, los resultados operativos de Calidad en las obras materializadas.

 

Por el Arq. Gustavo Di Costa

Editor de Revista ENTREPLANOS

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